jueves, 31 de julio de 2014

EL PRIMITIVO CRISTO DE LAS TRES CAÍDAS

Fundada un año antes, en 1940, la Hdad. de las Tres Caídas esperaba ansiosamente su primera salida procesional, el Lunes Santo de 1941. Llegando el día, uno de los problemas que afrontar era qué imagen cristífera llevarían por las calles de Arcos. Cuando se estaba pensando dónde ir a buscar la imagen, varios hermanos se percataron de que allí mismo, en San Francisco, en la capilla de Santa Ana había un retablo que tenía un Cristo en relieve empotrado. Todos pensaron que podría servir, era el Cristo de la Inquisición.

Esta imagen, de autor desconocido, fue confiada a los Padres Franciscanos en el siglo XVII por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Dicho Tribunal se hizo cargo de una capilla en el ex-convento, donde se colocó la imagen del Señor hasta que en 1721 se cede juridicamente a los franciscanos. La imagen es colocada en 1723 en el retablo mayor hasta que, avanzado el siglo XIX, pasa a la hornacina al fondo de la capilla de Santa Ana.

Cuando la Hermandad bajó a la imagen se percató de que sólo tenía medio cuerpo. Le faltaba por tallar toda la parte trasera que normalmente no se veía, puesto que no era una imagen para procesionar. Hubo que restaurarla, colocándole un nuevo pie de barro y rellenando su cuerpo con almohadones amarrados con cuerdas que se taparon con una túnica. Se reforzó la base del Cristo con listones de madera que lo sujetaban fuertemente al paso.




Este primer "Caío" procesionó de pie durante los dos primeros años, hasta que se acuerda hacer una nueva imagen, ya en posición de caída. Este nuevo Cristo mantuvo la cara del anterior, ya que era del agrado de los hermanos. Fue tallado por el jerezano Sebastián Campos y estrenado el Lunes Santo de 1943.

El primitivo Cristo de las Tres Caídas, de pie o con la rodilla al suelo, procesionó por las calles de Arcos de la Frontera hasta que en 1953 se estrenara la actual imagen de Castillo Lastrucci.


Fuentes:
  • Libro "Real y Venerable Hdad. y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús de las Tres Caídas y Mª Stma. de la Amargura" de D. Antonio Barea Alvarado, 2003.  
  • Boletín de la Hdad. de las Tres Caídas, año 1990 (Número especial por su 50 aniversario fundacional).

lunes, 14 de julio de 2014

EL MANTO CENTENARIO DE LA VIRGEN DE LA PAZ

 Actualmente, la Virgen de la Paz, de la Hdad. de San Antonio de Arcos, posee dos mantos de salida. Uno en terciopelo blanco que se adquirió en 2010 junto el nuevo palio, y otro, que presentamos a continuación, en terciopelo morado bordado en oro.

Este manto fue bordado en 1899 en Cádiz, en el taller de D. José Iraola Sáenz de Tejada, quien lo regaló a la Hermandad a través de una hermana que prestaba servicio doméstico en su casa. El manto, en terciopelo morado, posee bordados en hilo de oro tejidos utilizando varias técnicas diferentes. Tiene además la saya a juego.

En el año 1999, en la Hermandad de San Antonio se pronunció un pregón dedicado a este manto, hecho bastante inusual, siendo pronunciado por el difunto historiador arcense D. Manuel Pérez Regordán.
Dicho manto se estrenó el Jueves Santo del año 1900. El entonces periódico local "El Arcobricense" hablaba de la siguiente manera en su número 488 del 15 de abril de aquel año de la salida de la Virgen de la Paz: 

Brillaban aún las estrellas en el azul del cielo, amortiguadas por el tenue resplandor de la naciente aurora, cuando la muchedumbre, apiñada en el atrio e inmediaciones de la iglesia de San Francisco, como un sólo corazón y una sola alma, se postró de rodillas ante la Majestad augusta de la venerable imagen de la Virgen de la Paz, que haría su salida procesional en la mañana del Jueves

(En aquella época, aún procesionaba la Hdad. de San Antonio en Jueves Santo. No es hasta 1941 cuando se cambia el día de salida al Martes Santo, de lo que se cumplirán 75 años en 2016)

Se trata, sin duda, de una de las piezas más importantes de la Semana Santa arcense. Un manto y una saya conservado en la Hermandad de San Antonio durante más de cien años y que en la actualidad la Virgen de la Paz alterna con un terno blanco la tarde del Martes Santo.


miércoles, 2 de julio de 2014

LOS ZAPATOS ORIGINALES DEL DULCE NOMBRE

 Hasta que las "modas" de la época no vistieran los pies del Dulce Nombre con zapatos de charol, éstos de tela y suela de metal eran los que llevaba y con ellos llegó de Roma el 22 de junio de 1765. En su suela está grabado el año 1668, fecha a la que se atribuye la hechura del Niño. 
Hace ya más de 250 años de la llegada del Niño desde Roma por D. Clemente Antonio de Baena, quien lo trajo como regalo de su viaje con motivo del litigio entre las parroquias de San Pedro y Santa María. ¿En qué consistió esta disputa entre las dos iglesias principales de la ciudad?

Desde tiempo inmemorial, la parroquia de Santa María de la Asunción disfrutaba de preeminencias sobre la de San Pedro, por ser la Mayor y considerarse más antigua, tales como tocar primero las campanas, ocupar el altar mayor de San pedro en las Funciones Principales y obligar a su Clero a recibirles y despedirles cada vez que pasase el de Santa María. Haciéndose caso omiso a aquellas tradicionales obligaciones por la parroquia de San Pedro, el Clero de Santa María lo puso en conocimiento del Señor Provisor del Arzobispado en 1679, presentándose posteriormente un acuerdo entre ambos Cleros en 1680.
En 1712 volvió nuevamente a surgir este problema, volviendo el Provisorato a dictar sentencia a favor de Santa María. Entonces, los clérigos de San Pedro apelaron dicha sentencia y les fue admitida, con el veredicto resolutivo de que ninguna de las dos parroquias habría de señalarse como Mayor ni otro título semejante que determinase primacía con respecto a la otra.
El Clero de Santa María, disconforme con la sentencia, apela al Sacro Tribunal de la Rota Romana en 1720. Mientras, Arcos se divide en dos bandos que se odian y se hacen apellidar "pedristas" o "marianistas", según la feligresía a la que pertenecieran.
El 23 de septiembre de 1760, reunido en Santa María la mayoría de los sacerdotes que formaban su Clero, ante el notario D. Pedro del Amor otorgaban a D. Clemente Antonio de Baena y Manzano un poder para defenderles en el citado litigio con la parroquia de San pedro. Tras la firma, y cargado de voluminosos legajos, instancias, sentencias y demás papeles que todos los curas habían reunido, partía Don Clemente hacia Roma.
Su viaje, lleno de anécdotas, quedó plasmado en el diario que escribió Don Clemente durante los casi seis años que duró su viaje, más de cuatro de los cuales los pasó en la misma ciudad de Roma esperando la resolución del caso por el Sacro Tribunal de la Rota.
Por fin, el 18 de julio de 1764, Su Santidad el Papa Clemente XIII firmaba sentencia resolutoria a favor de la parroquia de Santa María de la Asunción. El "enviado" Don Clemente de Baena no partiría de vuelta hasta el 13 de abril de 1765.
 El 22 de junio de 1765 llegaba a la ciudad de Arcos, siendo recibido por todos los feligreses de la parroquia de Santa María, vencedora del litigio. Traía con él dos regalos para la ciudad: el cuerpo incorrupto de San Félix Mártir, procedente de las catacumbas de Roma, y la imagen de un Niño Dios, vestido a la usanza de los procuradores de tribunales de la época.


Fuentes:
  • Revista "Las calles de Arcos", D. Manuel Pérez Regordán, 1977.